Mi definición de la educación y los valores que considero más importantes a la hora de educar.

 

Definir lo que es educar a una persona nunca ha sido unan tarea fácil. Muchos filósofos y pensadores han intentado, a lo largo de la historia, tratar de definir lo que es la educación. Sin embargo, nunca se ha llegado a un consenso único y universal: cada uno ve a la educación de una manera diferente. Para mí, la educación podría ser sinónimo de guiar, orientar, demostrar, o incluso desafiar, ya que muchas veces la educación es un reto. La educación no ha de restringirse solamente a una educación formal de acuerdo con el currículum escolar del momento: educar es mucho más. Educar consiste en enseñar a los jóvenes a pensar por sí mismos, a ser críticos, a ser independientes, a encontrarse a sí mismos. La educación por parte del docente no consiste sólo en tratar que los alumnos reproduzcan los conocimientos impartidos en su materia: es también un ejercicio a través del cual los alumnos no memorizan ni reproducen, sino que adquieren esos conocimientos a través de su íntegro entendimiento a través de la práctica. La educación debe conseguir que los alumnos se sientan involucrados en su propia educación a través de tareas prácticas que se ajusten a sus necesidades. Así, los alumnos no sólo aprenderán las materias como tal, sino también a emplearlas en el día a día.

La educación es por tanto un conjunto de diferentes estrategias a través de las cuales los alumnos, que llegarán un día a ser adultos no sólo como profesionales sino como personas, adquieren diferentes habilidades, capacidades y valores, entre los cuales son fundamentales el respeto por los demás, la empatía, el concepto de amistad, o la integridad. En resumidas cuentas, aquellos valores que les hagan ser las mejores personas posibles. De ahí que la educación no consista sólo en los superficial, en la adquisición de meros conocimientos, sino que también consiste en aspectos más personales: la educación es un instrumento para formar a personas capaces de decidir por sí mismos y desenvolverse en el día a día, y no sólo a estudiantes o profesionales.

 

“Me he subido a la mesa para recordarme a mí mismo que debemos mirar constantemente las cosas de una manera diferente. El mundo se ve distinto desde aquí arriba. Si no me creen, vengan a probarlo”